Este viernes 14, en el marco del Festival Detour, y más específicamente en la muestra De Buenas a Primeras, muestra paralela dedicada a rescatar primeras obras de directores nacionales, se exhibe Una Forma de Bailar, la ópera prima del realizador Álvaro Buela.
El film fue realizado en vhs y producido por FONA como parte de un proyecto que brindaba fondos para telefilms, Una Forma de Bailar se estrenó el 22 de agosto de 1997 en una pequeña sala del Montevideo Shopping, consiguiendo un éxito sorpresivo de público que la mantuvo en cartel por casi dos meses. Parte de respuesta positiva se debe a la misma génesis de la película, concebida como una respuesta en negativo a El Dirigible (Pablo Dotta, 1994).
Mientras el film de Dotta se percibía como críptico, enajenado, enfocado en llegar al centro del vacío en la cultura uruguaya, en mostrar el costado más oscuro de la identidad citadina, en responder a referencias cinéfilas europeas (como Kieslowski, de quién aparece un afiche de una película suya en cierto momento), la película de Buela es una historia pequeña, narrada de forma clásica, incrustada dentro de las tradiciones de la comedia norteamericana y que jamás intenta decir algo sobre Montevideo y sus habitantes. Esa falta de pretensiones hizo que tanto críticos de cine como la audiencia del momento la saludaran como un avance positivo.
Es interesante ver como la filmografía de Buela avanzó en la dirección contraria a su debut. Sus películas incursionarán en narrativas más complejas, ya sea a través del tono onírico (en Alma Mater), en la construcción de una ciudad imaginaria en La Deriva (2007) y en la adaptación, o mejor dicho, en la prueba de una adaptación imposible en su mejor película, la travesti El Proyecto de Beti y el hombre árbol (2014). Es muy probable que el camino abierto por Una Forma de Bailar no haya sido recorrido por el mismo director, pero si permitió la existencia, o el germen de Los Días con Ana (con sus veinteañeros salidos del cine indie noventoso) y de 25 watts. Es decir, la idea que se podía contar una pequeña historia sin muchos más rodeos.
Una Forma de Bailar cuenta las desventuras amorosas y familiares de un treintañero interpretado por Leonardo Lorenzo, sus relaciones con dos mujeres y con un mejor amigo recientemente separado. El film, que hace tiempo no se ve en ningún formato, se exhibirá por una única vez este viernes a las 21:45 horas en Cinemateca Pocitos.