¿Cuáles son tus recuerdos de hace 20 años, cuando hicieron la primera parte de Trainspotting?
Dirigía una compañía de teatro cuando se publicó el libro. Hicimos mucha improvisación y creo que plagié bastante de Trainspotting (1996). Cuando surgió la película pensé que sería de pequeña escala y esperaba que tuviera éxito en Escocia. No tenía idea de que iba a despegar como lo hizo. Yo estaba filmando en Nicaragua y apenas regresé a tiempo para el estreno. Cuando llegué a Heathrow de pronto vi mi rostro en todas las revistas. Fue algo extraño. Después en el lounge del aeropuerto camino a Glasgow vi algunas personas eminentes de la industria. No tenía idea de que viajaban para vernos. Cuando llegué al cine, todos vestían de esmoquin. ¡Y yo iba de jean!
¿Te sorprendió que pasara tanto tiempo para hacer la secuela?
Si nos vemos al equipo en la primera época y nos observamos ahora que envejecimos, me doy cuenta de que Danny estuvo en lo correcto al esperar. Podés poner maquillaje y pintar el pelo de gris. Pero no tenés la experiencia de vida que él buscaba.
¿Cuál es tu relación con Begbie, tu personaje?
Él se convirtió en un amigo real. Ciertamente me siguió durante 20 años. En cualquier lugar a donde voy las personas conocen al personaje y gritan los diálogos. Begbie es un psicótico, pero a la gente le agrada de una manera rara.
¿Fue difícil volver a él?
Lo fue y no lo fue. Me imagino que Jonny y los Ewans te dirán lo mismo. Es trillado que lo comente, pero fue como ponerme un par de zapatos viejos. Lo conozco muy bien, pero pasaron 20 años y él estuvo en prisión, así que cambió mucho. Aún hay mucha diversión en el personaje… así como una especie de desesperación. Esto es lo que explora la película. Trata de lo que estos tipos hicieron en los últimos 20 años y dónde se encuentran ahora. Y los espectadores se pueden hacer las mismas preguntas después. Es posible que algunas personas vengan a ver T2 junto con sus hijos de 20 años. Eso sería un giro generacional completo. Es mucho más conmovedora de lo que esperé. Probablemente más emotiva de lo que Danny esperó.
¿Disfrutaste trabajar de nuevo con Danny Boyle?
Danny es un genio. Y no uso palabras como ésta a la ligera. La forma en que funciona su cerebro es de verdad especial. He trabajado mucho en la televisión estadounidense. En estos programas conocés al personaje, aprendés los parlamentos y en realidad no necesitás mucha dirección. Pero cuando salís de ese ambiente y confrontas a alguien como Danny, de inmediato te das cuenta de lo que hace un director. Él es un director suave pero a la vez un buen manipulador. Todos los mejores lo son. Te dice cosas como ‘Obviamente Begbie adora la cerveza Becks’. Eso entra en tu cabeza y piensas ‘Debo recordarlo, es importante’. Nunca dice: ‘Esto es lo que pienso’ o ‘Esto es lo que debes hacer’. Te permite descubrir las cosas, pero es muy inteligente y te deja caer pequeñas pistas que te ayudan a lo largo del camino. Sin duda me conoce como al dorso de su mano. Y sabe cómo obtener lo mejor de mí.
¿Tuviste alguna influencia sobre el aspecto de Begbie?
Sí. Para la película original Rachael Fleming propuso chamarras de cuero de motociclista, pantalones de combate y botas Doc Martin. Pero ella es fantástica para hablar y colaborar. Así pues, le dije que pensaba que éste era un tipo distinto. Para mí debía ser como muchos hooligans de fútbol de esa época, con un aspecto “casual”. Se vestiría como para un juego de fútbol, pero no se molestaría en combinar las prendas pues después iría a alborotar todo el lugar. Entonces usaría pantalones rectos y camisetas de moda. Y en cuanto a T2 pensé, ‘Estuvo en la cárcel 20 años, así que nada debe cambiar’. Rachael conservó el famoso suéter Argyle rosa. Así que lo uso en la película. ¡Y los pantalones originales!
¿Tienes una escena favorita en la película?
Hay una secuencia con Ewen Bremner donde Begbie le pide a Spud que lea sus historias. Entonces llegan a la famosa escena de la rotura de vidrios. Spud tiene miedo pues no sabe cómo reaccionará. Pero Begbie simplemente comienza a reír y dice ‘Ah, lo recuerdo’. Esto encapsula la reminiscencia y el vínculo con el pasado que tiene la película. Después él dice de nuevo: ‘No me iré de aquí hasta que descubra quién lo hizo’. Sabíamos que el público esperaría eso. ¡La gente lo ha gritado cuando me encuentra durante 20 años!
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