El pasado lunes 9 de octubre, en el marco del Festival de Cine Nuevo tuvo su Avant-Premiére en Cinemateca la serie “No Hay Nadie”, dirigida por Joaquín Bravo y de inminente estreno en el canal argentino UN3TV. La sala estaba llena y la audiencia no paró de reír frente a cada episodio que satiriza todo lo que esté a su alcance: desde spots publicitarios y plataformas de streaming hasta las relaciones modernas y algo tan mundano como no poder decidir qué tipo de cortina comprar.
Cada capítulo se presenta visualmente con una pantalla que muestra las portadas de los episodios (cuyas duraciones rondan los diez minutos, aunque hay otros más cortos) un poco como si estuviéramos viendo una serie en la plataforma de la “N” y donde más o menos cada dos episodios, aparece un anuncio publicitario.
El primer episodio se llama “Pilar” y muestra una sesión de terapia de una joven con una terapeuta espiritual exitosa llamada como el capítulo. Los métodos que Pilar utiliza con su paciente parecen, además de poco convencionales, enfocados específicamente según las necesidades individuales del paciente. Por ejemplo, a la chica que está siendo atendida le regala una pequeña escultura muy cara y le dice que la rompa, porque el problema de esta chica es su dificultad para soltar las cosas en la vida. Además de la comicidad de la sesión, su método se prueba altamente efectivo, con la paciente pudiendo sentirse mejor consigo misma, sólo para revelar en el final que su método terapéutico es mucho menos exclusivo y accesible de lo que parecía.
.
El siguiente capítulo, “Fotos Carne”, cuenta la historia de un carnicero de Goes en un formato mockumentary. Los chistes van desde que el carnicero llora porque su hija es vegana, hasta juegos de palabras con mucho más de lo que a uno se le pueda ocurrir respecto a la carne. El conflicto es que el negocio empieza a ir mal y su forma de salir a flote es poniendo un negocio subsidiario de foto carnet, llamado “Fotos Carne” -porque nadie pronuncia la “t”. El negocio es un éxito y las situaciones que ocurren en un negocio de fotografía dentro de una carnicería son hilarantes (por ejemplo, el espacio donde fotografía a sus clientes, o la forma en que corta las fotografías).
Antes del siguiente episodio, apareció un spot de “Autos y motos”: un programa deportivo de, justamente, autos y motos. El anuncio se encarga de remarcar esta premisa reiteradas veces. Al haber ido proyectando los episodios uno detrás de otro, aparte del chiste del spot entraba en juego un factor sorpresa, porque nadie se esperaba que la seguidilla de capítulos se viera interrumpida. Habrá que ver cómo se resuelve esto en formato streaming.
“Futuro Uruguay” se ubica en una sala de cine, donde están pasando el himno antes de una película por ser el Día de la Independencia. Todos están parados cantando salvo la última chica que entra y se sienta sin mirar la pantalla, a lo que comienza a recibir insultos del resto del público. El episodio aprovecha el espacio donde se desarrolla para hacer una sátira nacionalista y del consumo.
Por su parte, “Verdad a Medias”, emula un noticiero donde el juego de palabras está tanto en que todos los presentadores usan medias, así como en que las noticias no cuentan realmente la verdad. Este episodio se divide en segmentos: deportes, economía, clima; cada uno parodiando estereotipos de estos programas (la chica del clima, por ejemplo, es fuente de burlas por parte de sus compañeros de trabajo).
Luego de un segundo spot de “Autos y motos”, comienza “Cortina Existencial”, donde seguimos a Julián, nuestro protagonista, yendo a comprarse una cortina naranja que vio en una vidriera. El vendedor le recomienda las rojas porque dejan pasar menos luz, a lo que aparece el tercer personaje de este episodio: los pensamientos de Julián. Esta historia demuestra las propias inseguridades a la hora de tomar una decisión tan simple como elegir una cortina y las vueltas que da Julián por culpa de sus propios pensamientos, lo que puede hacer que más de uno se sienta identificado.
.
“Terapia de Pareja” muestra la situación ridícula de una familia yendo a los autitos chocadores, siendo los padres quienes asisten a la atracción dejando al niño jugando con el celular. Los padres se chocan mutuamente a la vez que se reclaman cosas como forma terapéutica para manejar sus problemas. La idea es muy ingeniosa y la resolución resulta más emotiva de lo que parece, porque lo sabe disimular con el humor constante.
El último episodio proyectado fue “Pibitos Ya”, que es el más corto de todos porque funciona como un spot publicitario, aunque más largo que los de “Autos y motos”. En este se satiriza el concepto de Pedidos Ya, donde en vez de pedir comida porque se aburren y no saben qué ver en streaming, la pareja protagonista decide adoptar un niño mediante la aplicación. A partir de ahí se resuelve como una publicidad convencional de Pedidos Ya, intercambiando todos los elementos por cualquier chiste que tenga que ver con bebés.
La serie cambia su formato episodio a episodio según lo que necesite la trama (hay un mockumentary, un noticiero, varios anuncios publicitarios, entre otros) pero todos cuentan con el factor común del humor. Los episodios están unidos mediante las sátiras y parodias que realizan para el formato definido o mismo según las convenciones que representan los estereotipos de los personajes. Todo desemboca en situaciones que le son familiares a la audiencia rioplatense y el sentido del humor permite adentrarse en el universo de la serie, empatizando con los guiños a cámara de los personajes. La mayor virtud que tiene la serie es que sabe interpelar a la audiencia mediante situaciones cotidianas reconocibles, proponiendo una representación de la realidad lo suficientemente absurda como para terminar generando las risas imparables que se dieron en la sala. Según el anuncio al final de la proyección, todavía quedan un par de episodios por terminarse, lo que dejó al público expectante para cuando se estrene en un3.tv el próximo miércoles primero de noviembre.
