Este documental, realizado por Alberto Zúñiga, se exhibe mañana miércoles 12 de Octubre en la Sala Zitarrosa, en el marco de la muestra Phonocinema.
La película trata sobre el rock urbano y subterráneo que tiene vida en las periferias del Estado de México. Ver esta película implica adentrarse a un mundo lejano y cercano a nuestra realidad uruguaya. Por un lado, compartimos las complicaciones de ser latinoamericanos, de tener periferias. También compartimos el rock. El acento y otras cosas del sentir mexicano se alejan mucho de las nuestras: es una oportunidad para conocer mundos distintos y similares.
Empieza con la narradora diciendo: “tan cerca de la capital del país y tan lejos de Dios: la periferia”, refiriéndose a los toquines o tocadas que se realizan fuera del circuito mainstream o comercial de la industria musical de México. Alejados de los oídos de los medios de comunicación, muchas bandas independientes, que van desde el blues al heavy metal, tocan su música para un público muy variado. La narradora compara los conciertos con ir a misa: es un momento de reunión, en donde cada uno puede olvidar sus penas y compartir. El trance también tiene su espacio en los toquines: el slam y el pogo son lugares donde cualquiera es bienvenido.
¿Qué es el rock? ¿Cómo se vive? ¿Qué música se toca y se escucha en México? ¿Cómo es la calidad de las producciones? La película ilustra la escena rockera e independiente, escuchamos a los artistas hablando y vemos al público en muchas facetas. Vemos las diferencias y las dificultades. El rock se construye no solo como un estilo de música sino como un modo de vida. Decir rock urbano es decir rock nacional, dice un pintor de carteles. Es interesante ver la proliferación de producciones nacionales, su perseverancia y filosofía. La producción latinoamericana involucra el metal, el blues y el rock y esta es una puerta a ese ámbito que trasciende al estadounidense o europeo. “Esperamos que las nuevas generaciones algún día despierten y volteen a ver que en este lado también tenemos algo que decirles, que cantarles”, dice el cantante de Liran’roll. “La música es consciencia” dice el cantante de Lalo Blues, “es una música de denuncia y de protesta porque así hemos crecido con esa actitud. El rock para mi es una forma de pensar y de ser”.
Se abre la reflexión acerca de los márgenes: una música que conjuga un espacio (periférico) y las personas que lo habitan. Una mirada a lo excluido, que se construye y se sostiene al margen, y al firme.