Tenía 15 años y pasaron este vídeo en M21 o algo así. No entendí nada y me pareció un embole. Tuvieron que pasar casi diez años para que comprendiera la genialidad que perpetuó Jonathan Demme. Si con los Talking Heads había hecho una fiesta, acá se hizo cargo de la frialdad de los New Order. Planos detalles de los instrumentos siendo ejecutados, primeros planos de rostros que van de la falta total de expresión a la incomodidad y el desgano, una gama de colores que va del rosa viejo al gris azulado. Cada plano es información, un cálculo matemático. No vemos a la banda en el mismo encuadre hasta transcurrida más de la mitad de la canción. Como el beso del título, el vídeo es perfecto y metódico. Pero además tiene varios extras hermosos, como el hombre más blanco del mundo tocando un cencerro y nunca entrando a tiempo, un cameo de Tony Wilson, y a Peter Hook combinando campera de cuero con pantalón jogging y aún así teniendo toda la onda. Ojalá todas las bandas fueran tan hermosamente aburridos como ellos.
New Order – The Perfect Kiss (Low-Life, 1985)