Recordar genera vértigo. Y se hace imposible estar presente en eventos pasados. Es necesario crear una distancia con ese objeto para no caer en el vacío. Beyond Clueless, la primera película del crítico de cine Charlie Lyne (que tenía 24 años cuando se estrenó) mantiene una distancia crítica con su objeto, casi clínica, lo cual le permite diseccionar una serie de películas adolescentes de los 90s (el período exacto sería del 95 al 04) sin terminar empantanado en la nostalgia.
El objeto en cuestión, lo que Lyne desentraña, en apariencia, y solo en apariencia, son una serie de films buenos, medianos, o directamente malos. De hecho Lyne, no hace una distinción de calidad entre ellos, así como tampoco una distinción entre géneros como el terror o la comedia, sino más bien la presencia del adolescente como protagonista. No busca las películas que tienen apreciación crítica más allá de utilizar imágenes de las mismas, sino que incluso se enfoca en las más olvidadas o las menos queridas. Jamás se burla de su material de base, ni utiliza una altura irónica. Tampoco va hacía los criticismos más recurrentes hacía el sub genero de la teen movie noventera (los actores de 28 haciendo que tienen 14, la existencia única de blancos heterosexuales como objetos de identificación por defecto de la audiencia). Se las toma en serio y analiza, sobre todo las normas y estructuras de hierro dentro de ese cine. Una trama que tiene al liceo como escenario principal, y articula sus actos en base ala fiesta hogareña (donde confluyen sus personajes) y la fiesta de graduación como desenlace y final. De entre estas leyes surge la construcción de una figura adolescente prototípica y lo que esta figura termina diciendo sobre el período en cuestión.
Casi con horror, Lyne concluye que el outsider, el marginado, aquel que no pertenece a ningún grupo de pertenencia, probablemente no sobreviva la experiencia adolescente. Aquel que no acate las normas terminará condenado a no ajustarse jamás. En última instancia, en las películas teen noventeras, lo que reina, aunque el tono particular de una película sea sarcástico, paródico, o por el contrario, trágico, es la conformidad y el consumismo. El adolescente solo podrá ser alguien único, alguien capaz de desarrollar su individualidad cuando salga de la estructura asfixiante. Cuando viva por fuera de su película, o mejor dicho, cuando deje de ser un adolescente.
Para llegar a este punto Lyne acumula secuencias cortas de una infinidad de films, editándolos juntos, creando una continuidad, gracias a las imágenes similares que pueden coexistir en su material de base. Escenas de amantes bajo el agua, de autobuses entrando al patio escolar, de cafeterías repletas de clichés esperando ser nombrados. La voz en off de Fairuza Balk (la actriz de Jóvenes Brujas) disecciona las imágenes de películas como Disturbing Behaviour, Eurotrip o Josie & the Pussycats no desde marco teórico o desde un punto de vista puramente técnico, sino diseccionando la misma acción, lo que estamos viendo. Esto es lo que de alguna forma aleja a Beyond Clueless de otros films de investigación. Salvo en contadas ocasiones (el análisis sobre el pánico gay de Eurotrip es quizás el momento más evidente) el punto de vista es meramente descriptivo de la trama, y en última instancia las conclusiones que extrae de esos fragmentos salen de estudiar las reglas de un género y lo que las miasmas terminan inculcando de una forma subterránea a sus espectadores.
Sin embargo, más allá de su tono crítico, Beyond Clueless es un film bello. Lyne logra rescatar una tristeza, un tono de entrevela de las escenas más estúpidas de las películas menos agraciadas dentro de un período que probablemente no sea recordado justamente con el mayor de los cariños. La banda sonora de un tecnopop meláncolico inimaginable dentro de los parámetros estéticos musicales originales en las teen movies de los 90s, mucho más influenciadas por el pop de princesa Disney o por el ska o el punk pop de suburbio, e incluso la misma voz de Balk le imprimen al film un tono incluso fantasmal, somnoliento. Esa habilidad para encontrar hermosura dentro de los gestos más rancios probablemente venga de esa misma distancia que las hace analizar con un tono casi antropológico. La mirada del extranjero, del desapegado, que es la que nos guía en su relato.
Es probable que Beyond Clueless resuene más en aquellos que tuvimos la edad correspondiente en el momento que estas películas salieron. Y que aunque sabíamos eran películas mayormente terribles, no podíamos no verlas. Y que de alguna forma, generan una especie de empatía, o de sensación de nostalgia por algo que solo a la distancia puede parecer mejor de lo que de hecho fue. O sea, una jaula que es vista con cierto agrado una vez que logramos salir de ella.
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Beyond Clueless (o Más Allá de Ni Idea) se exhibe este viernes 21 a las 20:45 en Sala Cinemateca (Lorenzo Carnelli 1311)