El pasado 9 de Marzo se estrenó Angelina, una película bélica filmada en Paysandú, dirigida por Dany Pérez. La película fue presentada en el Festival De Cine Nuevo – DETOUR y ganó en la categoría de “Largometrajes y mediometrajes emergentes”. Tuvimos la oportunidad de verla en el festival, siendo la primera función a la que asistimos en la semana del DETOUR.
La película transcurre en Italia y cuenta la historia de un carpintero, Marcos, que se enamora de Angelina, una chica de clase alta, con la cual se va a vivir. Cuando todo parece perfecto, llega la Segunda Guerra Mundial y el chico tiene que ir a servir a su país, dejando a Angelina sola con un bebé en camino.
Tomando en cuenta el bajo presupuesto de la cinta, la película se ve obviamente limitada por los recursos que tiene. Las escenas se respaldan con muchas tomas de dron, la película pareciera estar doblada por partes, los planos son lo más cerrados posible para no mostrar lo vacío del espacio (el campamento militar es una carpa con tres soldados) y la banda sonora (que individualmente está muy bien) se usa como recurso principal emotivo antes que como acompañamiento de la narración.
La película ya está limitada por sus recursos, pero encima se ve afectada por factores como muchísimos planos fuera de foco, contraplanos que parecen haber sido filmados en distintos momentos del día y montajes que se asemejan a exteriores de cumpleaños de quince. Sin embargo, lo que realmente termina por tirar abajo la película es el guion, no por los diálogos cliché y en español neutro o por lo subrayado de las temáticas (“Te tenés que casar con alguien de tu propia clase” le dice la madre de Angelina a su hija) o por el extraño pasaje del tiempo, sino porque rompe su propia estructura y lógica interna ya en los momentos finales.
[alerta de spoiler] La película es una historia que un padre le cuenta a su hija sobre la historia de los abuelos (Marcos y Angelina) de la niña y, aparentemente, sobre cómo el amor puede ser suficiente ante todo. Un soldado llega a la puerta de la casa de Marcos una mañana para notificarlo sobre su inminente alistamiento. Cuando debe ir a pelear, el disgusto para Angelina es tan grande que, después de tener al niño, entra en coma. Luego de dos años, Marcos vuelve y después de una larga búsqueda encuentra el hospital donde tienen a Angelina. Ella despierta por última vez y finalmente muere. La película entonces vuelve a la línea del padre contándole a su hija la historia para decirle (parafraseo): “Historias como esta hubo muchas en la guerra, pero esta historia no ocurrió así”. La revelación es que todo era un sueño, ¿Pero de quién realmente? De Angelina, justo el día antes de que toquen la puerta de su casa para mandar a Marcos a la guerra.
Allí la película se cae porque no solo todos los personajes que conocimos y todo lo que vimos no existió, sino que tampoco sabemos si el padre y la hija existen o eran parte del sueño de Angelina. Además, si la película intenta empatizar con las personas que sirvieron en la guerra, no se entiende por qué decide tirar todo abajo por una vuelta de tuerca que le quita sentido a todo lo que vimos. Los problemas técnicos de Angelina podrían haberse visto superados mediante una estructura coherente, pero termina siendo la misma historia de la película la que afecta todo el resultado final, dejando inconcluso realmente qué es lo que el relato tiene para decir. La gente que se levantaba de la sala en la función de Cinemateca nunca se podría imaginar lo que se perdieron en el final.