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Creo que tengo una oreja extra hundida en el cuerpo, una nariz enredad en los intestinos, un ojo centrado en mirar directamente al corazón del cerebro, desconosoladamente enrojecido por falta de luz. Esta película [el guión de El Silencio (1963)] va progresando para convertirse cada vez más en un sufrimiento de primera. Enhorabuena. Al mismo tiempo creo que va progresando bien en algún lugar de la cabeza. O donde demonios sea.