Si bien La Noche Que No Se Repite se estrenó hace ya varias semanas, por motivos de trabajo e inoperancias varias, no pudimos entrevistar a los directores hasta hace poco. Y de hecho solo pudimos charlar con uno de ellos. De cualquier manera, los audios que nos mandó Aparicio respondiendo nuestras preguntas iluminan algunas de las preguntas que su película nos generó y da una buena idea de cual fue el proceso de creación y filmación, algo tan casual y punk que se termina visibilizando en el mismo resultado final.
¿Cómo te conociste con Manuel Berriel, el co-director de la película?
Yo soy más cinco años más grande que Manu. Si bien somos los dos de San José, somos dos generaciones distintas. En casa no teníamos un mango como para pagar la ECU, entonces por eso hice Bellas Artes, aparte de que yo dibujaba y hacía cuestiones tipo así. Pero todo me pareció muy flower power y la verdad es que odiaba un poco eso. Entonces justo cayó la crisis del 2002 y me fuí a vivir a Estados Unidos. Cuando volví de ahí tenía algo de plata como para hacer la tecnicatura de audiovisual de la ORT. Yo quería hacer audiovisual. Por la época, Manu llega a Montevideo y estaba haciendo la ECU. Después yo me fuí a vivir a Irlanda y cuando volví tenía una idea para un corto y me comuniqué con Manu a ver si le copaba hacer la asistencia de dirección. Ahí es cuando nos hicimos más amigos. En ese período también entró lo de la novela. La vieja de Manu le había dicho del libro de Pedro Peña y me lo contó todo re entusiasmado. Ahí es que surgió la idea de adaptarla porque encontrábamos la historia y estructura bastante apetecible. Conocíamos a Pedro de la ACJ, aparte.
¿En qué momento entra el cine en su relación como amigos?
Teníamos gustos diversos pero parecidos. Nos gustan mucho cosas bizarras y eso. Tenemos buen intercambio. La diferencia es que Manuel tiene una especie de don que vé las películas y se las borra automáticamente. Puede verla 60 veces y siempre va a ver la película como si fuera la primera vez. No sé como hace. En la música también nos gustan cosas parecidas.
¿Cómo fue el trabajo de adaptar la novela de Pedro Peña? ¿Qué desafíos planteó?
Nunca habíamos escrito algo tan extenso. El desafío fue aprender a hacer un guión, como todas las cosas que hemos hecho, sea distribución o producción (en producción es lo que somos peores, sin duda). Fue aprender a hacerlo. Yo como que tiraba divagues más que poner las letras sobre el teclado, porque a veces escribía cosas muy malas. Teníamos un ida y vuelta y como que fuimos inventando, o reinventando la historia, reversionando. Siempre teníamos un buen feedback con Pedro. El desafío que nos planteó fue aprender mil cosas de estructura, de arco dramático, de punto de quiebre. Cosas que todavía no sabemos muy bien. Aparte no supimos hacer los documentos chicos que son muy importantes, eso lo hicimos cuando recién terminamos. Aprendimos sobre la marcha.
¿Cómo fue el modelo de producción?
El modelo de producción fue muy punk, porque básicamente ganamos el último fondo de telefilm que había, que fue en el 2013. La idea siempre fue hacer algo medio clase B. Hubo varias personas que estuvieron por períodos en la producción, pero nosotros fuimos los constantes, aunque los dos somos bastante pistola.
¿Necesitaron si o sí de los fondos o empezaron a trabajar más allá de saber si iban a contar con alguno?
La queríamos hacer igual con una DC 5v. La íbamos a hacer como sea, era la idea. Pero los fondos nos rendían por el hecho que es un poco la zanahoria y el burro. Tenés un deadline y aprovechas eso para encarar y mejorar las cosas. Capaz no ganás uno, pero te presentás a otro y así fue creciendo. Si hubiera quedado solo con las ideas más primitivas hubiera sido mucho más trash de lo que terminó siendo.
La mayor parte de los actores son no profesionales o están en su primera incursión cinematográfica. ¿Cómo fue el proceso de casting? ¿Qué cosa los entusiasmaba de trabajar con outsiders?
Nosotros ya éramos outsiders. No nos molestaba para nada serlo. Aparte ya los personajes de la película son bastante outsiders. Fue un proceso que estuvo buenísimo. Descubrimos personas y personajes que estaban de más. Algunos actores ya teníamos premeditado quienes iban a ser, como Olveira, Pablo, y alguno más. En algún momento se nos ocurrió que Roberto Suárez podría llegar a ser el Sandro, pero la idea era hacerlo todo con gente de San José para que fuese más fácil ensayar. Hicimos un casting bastante grande, lo cual estuvo bueno y algunos personajes los conseguimos en Montevideo, como Sofía Saunier que hace de la Barbi, Juancho Santandreu que hace de Juan Manuel, pero queríamos que buena parte del casting fuera de allá porque aparte no teníamos un mango para pagar pasajes a la gente para ensayar. Algo que sería un problema terminó siendo una solución, de alguna forma.
¿Hay una militancia en hacer una película maragata?
No. Nada es como una militancia en sí misma. Era por una cuestión de la historia, de verosimilitud, de plan de producción marginal. De todas formas era algo con lo cual jodíamos, de tomarlo como una especie de broma. Pero no es una cuestión de militancia.
¿Qué relación tienen ustedes con el lugar dónde nacieron?
Es medio raro, porque al ser un pueblo chico, y sí uno es un poco un freak, un poco lo padece. Al mismo tiempo esta bueno que sea hostil en algunas cosas y generar una reacción agresiva hacía eso. Y yo sigo teniendo amigos desde el jardín de infantes, de la escuela y del liceo, que conservo aunque yo haya vivido afuera. Es como un eterno retorno. Yo viví afuera y soñaba, y sueño con lugares de San José. Siempre tengo como esa dependencia, porque pasé mi adolescencia ahí. Y siempre es algo muy presente.
¿Manejaron alguna referencia puntual para buscar el tono de la película? ¿Qué directores les gustan?
Pila de gente nos dice los Hermanos Coen, Quentin Tarantino, Martin Scorsese, que sí, que nos gustan, y capaz nos salió el dulce de leche por ahí, pero no fue algo puntual. Lo que sí el tono, cuando pensábamos en los pibitos, fue en una cosa media Los Goonies, pero de adolescente en San José. A mi me gusta mucho Billy Wilder, Federico Fellini, Leo McCarey, pero ta, me gustan 150 cosas.
Hay una búsqueda de mal gusto premeditado. ¿Esto estaba dentro de la misma novela o fue algo que se dió desde el diseño de arte?
Se dió desde el diseño de arte pero ya estaba un poco en el guión, que en la adaptación de la novela se retorció a que sea más trashy todo, que haya una cosa media kitsch, media bizarra. Fue bastante premeditado y fue algo que trabajamos con Malandro, la directora de arte, que también le patina para eso.
Si bien es un film super masculino, de alguna forma ese exceso de testosterona termina derivando en una especie de homoerotismo. ¿Esto fue una búsqueda estética o terminó siendo una especie de accidente que los convenció y decidieron dejarlo?
Eso también fue bastante premeditado. En la versión original la femme fatale se llamaba Mirta, y le pusimos la Barbi un poco por la muñeca pero también por Barbara Stanwyck en Double Indemnity, incluso la referencia llegaba hasta a que ella tuviera una especie de cerquillo, aunque al final eso no quedó. La idea sobre todo era la triangulación de ellos. Eso tenía que estar marcado, no fue un accidente, lo presionamos para que fuera así.
¿Que expectativas tienen con La Noche…? ¿Cómo ha sido la recepción hasta ahora?
Lo que queríamos hacer era una película y más o menos lo logramos. La recepción ha sido buena. Algo que nos sorprendió es que a las viejas les gustó. Nosotros teníamos el prejuicio que las viejas iban a ser prejuiciosas con la película, lo cual nos llamó la atención gratamente, porque aparte viejas y planchas es lo que más hay en este país, así que son dos públicos objetivos de la película aunque a los planchas nunca los logramos captar, creo. Ya estamos en la recta final, creo que en cualquier momento nos bajan la película, pero estuvo bueno, porque no nos iban a dar mucha bola, y al final las salas como que tuvieron buena recepción. En el interior más o menos: bastante en San José, un poco menos en Colonia, pero después en el resto del interior como que no demasiado. Pero fue un intento y una apuesta y algo que hicimos más por ganas de hacer una película y de hacer todo el delirio. Un poco la película se termina con la recepción de la gente. Hay pila de gente que la detesta, que le parece que es una verga total, que es bastante trucha, y yo creo que capaz tienen razón. Y hay otra gente que se cree que es la última Coca Cola del desierto, y creo que tienen más razón los que la odian. Hay cosas de la película que creo están buenísimas, pero fue como algo genuíno que queríamos hacer y lo hicimos lo mejor que pudimos con el tiempo y la guita que teníamos. Sí, tiene muchísimas imperfecciones, técnicas y de esto y lo otro. Pero teníamos ganas de hacerla y menos mal que la hicimos. No hay peor película que la que no se hace, que se yo.
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