La película habla desde el silencio, el silencio del mar, que parece ser el único modo de contar la historia de las personas que intentan cruzar el Mediterráneo desde África a Europa, como escapatoria de la terrible vida que llevaban en su país natal. Basar el relato en torno al silencio es una decisión que alberga, implícitamente, el saber que no hay nada que se pueda decir en palabras, o en sonidos, que transmita la situación que se vive en Lampedusa. Ni los rescatistas, ni los médicos, ni el director, ni los niños de la isla, ni nosotros, tenemos palabras para describir o comprender esa situación, ni la que les espera a los que logran sobrevivir la travesía. Sólo podemos observar en silencio.
Es un ejercicio de contemplación. Por un lado, la vida de Samuel, un niño italiano que vive en esa isla donde todo tiene que ver con el mar. Por otro lado, el refugio de los que se lanzaron al mar y sobrevivieron al colapso de su barco. La película transita de un mundo a otro sin otra conexión que la geográfica. Porque, ¿qué otra conexión sería posible? ¿Cómo podemos vincular la experiencia de estas personas?
Rosi quiere ilustrar realidades que se viven en esa isla, totalmente consciente de que la suya es una visión parcial y mínima, pero aun así válida. Pudiendo concentrarse en la vida personal de los náufragos, elige contar la vida de Samuel para mostrar dos caras distintas de un mismo lugar. A Samuel no le importa nada que tenga que ver con el mar, y no se lo ve muy entusiasmado con la idea de ser marinero como su padre. Transita casi ajeno a la situación que se vive diariamente a pocos kilómetros de su casa, actitud propia (y bastante sana) de un niño. Como si viéramos desde los ojos de Samuel, vemos un montón de personas sin nombre (tanto rescatistas como víctimas) que viven esa situación como en un mundo aparte, como si se abriera una dimensión paralela en Lampedusa, dentro de ese campo de refugiados.
Es como ver a través del cerrojo de una puerta: hay luz, movimiento y nos hacemos una pequeña idea de lo que sucede, pero siempre estaremos inhabilitados a atravesarla y ver, realmente, qué es lo que pasa del otro lado.
Título: Fuocoammare (Fuego en el mar) / Año: 2016 / País: Italia / Duración: 114 min / Director: Gianfranco Rosi.