Es un dato que el cine slasher alcanzó su pico entre los 70 y los 90. La gran mayoría de personajes icónicos del subgénero tuvieron su origen entre estas décadas; cada saga famosa tenía su asesino estrella cuyo trasfondo iba desarrollándose secuela a secuela, de manera cada vez más rebuscada, con películas terribles pero disfrutables para fanáticos de la franquicia. Leatherface, Michael Myers, Jason Voorhees, Freddy Krueger, Candyman, Chucky y varios más se convirtieron en íconos de la cultura pop por la forma en la que funcionaba el cine slasher en la época.
Ya para finales de los 90 y principios de los 2000, el cine slasher dejó de enfocarse tanto en la creación de identidades memorables. Los personajes ya famosos y establecidos seguían lanzando secuelas o remakes (que siguen saliendo a día de hoy) y las películas originales seguían tramas que se enfocaban más en las víctimas que en el asesino; por ejemplo, Sé lo que hiciste el verano pasado o Destino Final (en este caso ni siquiera había un asesino físico, sino que el enemigo era la muerte como ente abstracto). Podría decirse que Jigsaw (El juego del miedo, 2004) era el último personaje icónico del terror hasta que Damien Leone presentó a Art el payaso.
Art el payaso como personaje tuvo su primera aparición en el cortometraje de Damien Leone The 9th Circle (2008) y volvió a aparecer en su película All Hallow’s Eve (2013); pero el personaje terminó de asentarse con la vigente saga Terrifier. Terrifier (2016) es una (muy mala) película de muy bajo presupuesto, rodada como telefilm y con el gore desagradable como único atractivo real; pero con la ventaja de tener ese villano memorable que hizo que la película se popularizara de boca en boca. Terrifier 2 (2022) mejora a su antecesora pero sigue siendo un “quiero y no puedo”. Presenta una historia mucho más ambiciosa que desarrolla la mitología del personaje pero manteniendo su estética de telefilm y no sabiendo mantener un ritmo por las casi dos horas y media que dura. Terrifier 3 (2024) es, sin duda, la que termina de establecer la saga y demostrar que Damien Leone fue aprendiendo y desarrollando su estilo entre película y película.
Terrifier 3 sigue la historia de Sienna Shaw (Lauren LaVera) y su hermano Johnatan (Elliott Fullam) quienes, cinco años después de haber sobrevivido a la masacre vista en la anterior entrega, están intentando reconstruir sus vidas. Por su parte, Art el payaso (David Howard Thornton) es reanimado por Victoria Heyes (Samantha Scaffidi) y anda en la suya, asesinando familias disfrazado de Papá Noel, hasta reaparecer en la vida de los protagonistas, que están más vinculados a él de lo que pueden creer.
En la primera secuencia se presenta a la perfección el tono que va a tomar la película, la personalidad de Art y su violencia carente de límites. Art entra a una casa y asesina una familia entera, escuchándose como acuchilla repetidamente a un niño de nueve años cuyo cuerpo decapitado se verá próximamente, siempre desde el punto de vista de su hermana menor, quien también acaba siendo asesinada. Todo para acabar la escena con Art lavando los platos después de comerse las galletitas que habían dejado para Papá Noel.
Leone muestra un claro avance en su manejo del suspenso y la brutalidad, con una puesta en escena que no escatima en detalles para acentuar el horror. La introducción refuerza de inmediato la ferocidad (y la comedia) de Art y el tono extremo (y cómico) de la película. Este comienzo crudo y macabro marca el tono que distinguirá a esta entrega de las anteriores, Art se presenta más violento, gracioso y creativo que nunca.
Es esta tercera entrega la que termina de asentar a Art el payaso como un ícono del terror, siguiendo el mismo camino que muchos villanos clásicos del slasher. Mientras que en la primera película Art era presentado como un asesino casi humano —salvo por su resurrección, típica del slasher—, la segunda entrega lo mostró con un aire sobrenatural, aunque sus acciones aún seguían funcionando en términos casi realistas. Sin embargo, en Terrifier 3, el director lo plantea como una presencia decididamente sobrenatural, sin límites humanos y con una mitología que se expande al estilo de los viejos slashers.
Se sigue ese arco típico de los asesinos del cine slasher de los 80 y 90: a medida que avanzan las secuelas, se van perdiendo los rasgos que en un inicio hacían creíbles a los villanos, adoptando un estatus de entidad imbatible. En la primera Viernes 13 la asesina es una señora común y corriente, en la primera Halloween Michael Myers es aun un humano común y en la primera La matanza de Texas Leatherface es solo un loco cualquiera; y en las tres sagas, los villanos acaban convirtiéndose en fuerzas casi inmortales de base sobrenatural.
En Terrifier, de manera similar a lo que ocurre en sagas como la de Candyman, el trasfondo de Art se conecta con la familia de los protagonistas, revelando relaciones entre el payaso y el padre de Sienna, quien diseñó una espada mágica con la que derrotar al villano. Desde los tintes épicos se desarrolla tanto al personaje de Sienna como al de Art, se deja la puerta abierta a una inevitable cuarta parte y se plantea la idea de la saga como algo más que un conjunto de películas. El punto de la saga, además de bañar a la audiencia en sangre y vísceras, es el de construir un universo de mitología compleja centrado en un personaje tan memorable como lo es Art.
Fuera de eso, la evolución del personaje de Sienna, si bien se agradece, se siente obligada. Una de las mayores críticas que se le hizo a Damien Leone desde la popularización de la saga, es la de su forma de representar la violencia contra la mujer. El debate sobre qué vale y qué no vale en el cine de terror es demasiado complejo y no es un lugar donde pueda opinarse a la ligera, pero es prácticamente imposible ver Terrifier (2016) y que esto no chirríe.
En respuesta, intentando mostrar autoconsciencia, Leone incluyó una escena criticándose a sí mismo. Durante un flashback puede verse a Sienna reprochándole a su padre (dibujante de cómics) que nunca dibujaba mujeres, a lo que él responde que sí lo hace, mostrando de ejemplo una mujer siendo violentada y teniendo que ser salvada por un superhéroe. Esta escena, fuera de las risas que puede causar la autocrítica y el humor meta, hace que la decisión de convertir a Sienna en la heroína (y darle más importancia a Victoria Heyes) se sienta menos genuina y más -para cumplir-.
En general, Terrifier 3 es la película que termina de confirmar a la saga como una de las principales del terror contemporáneo, de plantearla como algo más que la suma de sus partes y de asentar a Art como ícono del terror; desarrollando su personalidad, incluso teniendo en cuenta que no emite ni una palabra. El director, con sus fallos, muestra estar en ascenso, presentando una obra mucho más limpia, estéticamente coherente y redonda que las anteriores entregas.