Hablamos con los creadores de la campaña del 35° Festival Cinematográfico Internacional del Uruguay. Lucía Riera (la diseñadora) y Darío Calvelo (el creativo) cuentan cómo fue el proceso que tuvo lugar en la Agencia Larsen, y que hoy muestra sus frutos en las salas de Cinemateca y, sobre todo, en la fachada de Cinemateca 18.
¿Cómo surgió el concepto que está detrás de la campaña? ¿Por qué el cine como religión?
DC: Varios factores influyeron. El primero es que, seguramente el año que viene, Cinemateca se muda para las salas nuevas en el Mercado Central, y algo que va pasar es que las salas tradicionales van a cerrar. No sé sabe qué destino van a tener. Viendo un poco cómo terminaron algunas salas de cine en 18 de julio, nos gustó la idea de jugar con la sala como templo ya que varias de ellas se convirtieron en eso. También lo pensamos como un homenaje a Cinemateca 18, ya que al ser una de las salas más emblemáticas decidimos transformarla en un templo de la religión del cine.
La decisión también está ligada a las fechas del festival, que ocurre en Semana Santa. Era un camino que no habíamos explorado, y cuando lo hicimos nos dimos cuenta que hay muchos paralelismos. Tanto la religión como el cine desatan pasiones. En el caso de Cinemateca hay como un amor y una entrega a la idea de ser socio de Cinemateca, que en cierta forma lo podíamos emparentar con la actitud del fiel. Aunque utilizamos varios elementos de la religión católica como símbolos, no nos atamos a ninguna religión en particular sino a la idea de la religión en sí. La idea de estar en este mundo obrando bien por un fin mayor se extrapola a la situación de Cinemateca, que es un cine en el que las salas no son las mejores pero sin embargo todo vale la pena cuando empieza la película. Es soportar carencias por algo mejor, que es ver cine que no ves en otro lado. En el caso del festival, hasta son películas que es difícil encontrar online ya que son muy nuevas.
LR: También el tema de la religión es una puertita a una estética gigante. Podés jugar con un millón de cosas. Ver qué elementos agarrás de qué religión o de qué momento histórico.
¿Cómo fue el proceso de bajar el concepto a la gráfica?
LR: Lo primero fue que se me ocurrió el colectivo Licuado. Eran ellos lo que tenían que hacer esto, nos servía un montón y más acertado imposible.
DC: Era para ellos el trabajo.
LR: Entonces, primero teníamos que hacer un visual. Porque en realidad a Licuado no los teníamos, y teníamos que empezar. Entonces empecé a buscar qué me servía de todas las religiones. Me acuerdo que me fui como hasta el período arcaico, que te nutren pila porque juegan mucho con la tipografía. Tienen una carga muy fuerte en lo que es gráfico. Entonces fui por ese lado. Yo tenía la esperanza de que lo de Licuado iba a salir, entonces pensaba las cosas que podían servir con esa idea. Después nos dieron el ok, y fue perfecto.
DC: Ahí se dio el proceso de selección de los personajes del mural, que fue un poco largo porque ¿a quién elegir y a quien dejar afuera? Nuestro criterio tenía que ver con contemplar varios géneros y regiones porque se trata de un festival internacional. Hubo varias opciones pero al final las descartamos por estas que son: Fellini, Buñuel, Hitchcock y Martel. Hay un poco de suspenso, surrealismo, comedia si se quiere, y algo más intimista.
LR: Igual la decisión final la tuvo Cinemateca.
¿Y qué pasa con Martel? Porque es la única de ese grupo que está viva.
DC: Ese es un tema.
LR: Está polémico eso.
DC: En principio la idea era que los santos no pueden estar vivos, porque justamente son santos. Pero nos pasó que era necesario que hubiera una mujer entre los referentes, los cuales tenían que ser reconocibles. La idea que manejamos es que la gente que pasa tiene que reconocer al menos a uno. Pensamos en varias directores, pero al final quedó Lucrecia que fue una propuesta de Cinemateca. Por más que estuviese viva, pesaba más la necesidad de poner a una mujer en el mural.
LR: Fue difícil la búsqueda de una directora icónica. Mismo en Cinemateca nos decían que no hay muchas, que sean del perfil de Cinemateca. Pensábamos en Coppola, pero no iba con el resto.
DC: Necesitábamos que fueran reconocibles. Por eso elegimos a Hitchcock que lo conoce casi todo el mundo. A alguien que le gusta el cine contemporáneo seguramente reconozca a Lucrecia, y demás.
LR: También asociarlos con un elemento para hacer más fácil el reconocimiento. Hitchcock con el pájaro, super característico. Buñuel con la navaja.
DC: Si te fijas en las representaciones pictóricas de los santos o en las estampitas, todos los santos tienen sus elementos.
¿Por qué el logo de Cinemateca está sangrando?
LR: Por referencias a la religión. Quería que el isotipo fuera como el corazón sagrado de las estampitas. Es una figura muy importante.
DC: Es una representación de la vida y del sacrificio. De una forma u otra, está presente en todas las religiones.
LR: Además, nos resultaba bueno para la imagen del festival afianzarnos en algo preexistente. Por eso elegimos transformar el ojo de Cinemateca, que seguramente es con lo que identificas a la institución, en el corazón.
DC: Y la necesidad de una representación gráfica para el festival, exclusivamente. Nosotros le llamamos la cumbre anual de la religión del cine. Es el momento más importante del año. Nos parecía interesante transformar un elemento y asociarlo a la campaña.
Yo cuando lo vi pensé que tenía que ver con el hecho de que Cinemateca está pasando un mal momento, económicamente. Como si estuvieran sangrando.
DC: Hubo esa lectura en Facebook. No fue pensado así, pero está bueno también. Porque la verdad es que la Cinemateca siempre está sangrando. Por eso, cuando arrancamos a trabajar en esto, uno de los objetivos que nos planteamos es conseguir una mayor visibilidad a la institución. Cinemateca siempre estuvo y siempre va a estar, y el hecho que esté mal ya es parte del paisaje. Ya es algo habitual que tenga pocos recursos, que su archivo esté peligrando. Es como con las noticias, cuando todo el tiempo te muestran pálidas, la pálida se vuelve lo cotidiano. Y con Cinemateca pasa un poco lo mismo. Entonces quisimos generar un poco más de visibilidad hacia la marca.
LR: Toda religión tiene su sufrimiento, y Cinemateca también.
DC: Tenemos la esperanza que generando esa visibilidad, vamos a generar no sólo más afluencia de público al festival y suscriptores, sino también marcas que se pueden interesar en apoyar. De hecho, hubo muchas empresas que apoyaron la movida del mural. Los chicos de Licuado laburaron como unos animales de forma honoraria, mismo la agencia, los productores de audio y sonido también. Desde la pintura que usaron los chicos a los andamios y los equipos, todo eso fueron empresas que apoyaron y se pusieron esto al hombro.
LR: Eso estuvo bueno. Ninguna se negó.
DC: Fue bastante sorprendente. Si era para Cinemateca, decían que sí.